Av. Independencia: Literatura, música e ideas de Chile disidente de Rubí Carreño
Isabel Baboun Garib | University of California, Davis
Carreño Bolivar, Rubí. 2013. Av. Independencia: Literatura, música e ideas de Chile disidente. Santiago: Cuarto Propio 244 páginas. CH $10.000

Av. Independencia: Literatura, música e ideas de Chile disidente se acerca al tratamiento y revisión de los campos culturales mediante los roles de la música, la literatura y la crítica, pero acotados a un contexto reciente. El ejercicio de memoria que su autora consigue acontece “en voz alta”, hecho de música y libros. Carreño logra retratar una memoria santiaguina que se pinta sobre personajes que, a su vez, son autores de una variada producción artística erguida en un tiempo desmedido de crisis y violencia en Chile. Los capítulos que conforman el presente volumen, elaboran un proyecto interdisciplinario de escritura, en el que la memoria de quien escribe convoca a escenarios que para ella son significativos, permitiéndole escribir el texto que hoy llega a nuestras manos. Rubí Carreño se ha desempeñado en el campo de la literatura explorando no solo en la crítica literaria, sino también en los estudios de memoria y tradiciones populares. Precisamente, con este libro refuerza lo interdisciplinario reflexionando a partir de lo “disidente”, leitmotiv que convierte al texto en una experiencia íntima de lectura además de un valioso volumen crítico. “Las memorias de mi infancia son un universo sonoro” (12) dice Carreño al comenzar, frase con la que de inmediato pone en evidencia el cruce calle/vida que determinará su proyecto de escritura.
Imposible resulta no pensar en otras elaboraciones artísticas–también interdisciplinarias– que indagan en la historia nacional desde el cine, la música y la literatura. Un ejemplo podría ser el de la académica chilena Magda Sepúlveda quien editara recientemente Chile urbano: la ciudad en la literatura y el cine (Cuarto Propio, 2013), volumen que acierta favorablemente con el cruce entre lecturas e interpretaciones sobre la influencia que ejerce la ciudad en el cine y la literatura, y en el cual Rubí Carreño participa con un texto incluido en Av. Independencia. Concebir un texto crítico desde la experiencia personal, como dije, lo convierte en un texto híbrido, diverso y multifacético. Privado, por qué no, que bien podría ser recibido como una recopilación de experiencias autobiográficas, notas de viaje, fragmentos rápidos de conversaciones callejeras, que le sirven a su autora como materialidad viva de escritura. En el campo audiovisual, y aquí otro ejemplo, Patricio Guzmán, reconocido documentalista chileno quien ha elaborado sus documentales desde esa primera persona representada en off y encargada de ligar su recuerdo con el presente, convierte la Historia de Chile en un acto íntimo y en un ejercicio personal de reencuentro. Carreño explora con su libro algo similar, y consigue armarse de un cuerpo-texto polifónico y firme, soporte suficiente de una estructura que se construye a partir de fragmentos del arte nacional. Un libro/instalación, tal vez, uno que a veces se resiste a los formatos académicos establecidos y convencionales, un libro que, de alguna forma, es en sí mismo “disidente”.
Aunque algunos de los capítulos ya fueron publicados por su autora o leídos en presentaciones públicas, la organización de dichos materiales permite una observación transversal de lo que ha sido la producción artística y cultural abordados “sobre todo en tiempos de violencia y de catástrofe”, lo que no significa que Carreño desista de incorporar materiales producidos en los últimos años. Con este libro, recibimos algo así como la restauración de un “estado o emotividad” que denuncia a la vez que “simula” el ejercicio del recuerdo. El libro se compone de cuatro capítulos: “La puntada y la sutura”, el cual reflexiona sobre las representaciones de violencia a partir de las obras de Diamela Eltit y Violeta Parra, a su vez que subraya la disidencia como soporte artístico de resistencia. En el segundo capítulo, “Gozar es tan necesario, mi amor” es el deseo y el amor lo que cruza las visiones y re-visiones de su autora, en el que permanece la idea del lenguaje como soporte para la memoria y reivindicación del pasado, donde es el cuerpo trabajador el que lucha por una realización personal anclada en su labor popular. En “Cruza el amor”, tercero del texto, son las migraciones, el exilio como recorrido de quienes desarrollaron un trabajo de critica fundamental en Chile, las fronteras de clases y el análisis estético y temático dedicado a la escritura de autores como Alejandro Zambra y Yuri Herrera, lo que permite acercar la mirada a lo “pasofronterizo” como gesto para la reconstrucción de un pasado reciente. Por último, “Todas las hojas son del viento” son las marchas en las calles, las luchas de jóvenes y movimientos populares lo que proyecta un dialogo hacia atrás, que se dirige hacia un pasado que necesariamente coincide con las motivaciones de quienes hoy buscan un espacio de libertad y expresión.
Entonces, ¿qué textura adquiere aquí el término “disidencia”? Una posibilidad serían las reflexiones del mismo libro, donde la “biopoética” se presenta como una respuesta artística al biopoder. En este sentido, las biopoéticas “involucran una subjetividad y su relación con los poderes económicos, políticos, o de la representación, y definen nuestro concepto de disidencia” (61). Así, las reflexiones de Rubí Carreño alrededor de la critica chilena y la labor que cumplieron las revistas de critica literaria en tiempos de exilio, formarían parte de esta reflexión adquiriendo un valor artístico cada vez mas significativo. Al mismo tiempo, la pregunta se extiende a lo que hoy significa ser artista, quienes generan los nuevos discursos y cómo estos son producidos. La relación inextinguible entre escritura y vida, la voz que emerge desde la intimidad para proponer nuevas formas de representación y autoreprsentación son todas líneas visibles en el trabajo de Carreño. “Disidencias”, escribe repetidamente Rubí Carreño, donde reparar, recuperar y sobrevivir no son otra cosa que promesas de sentido para un proyecto artístico y de país que suena cada vez más ronco y fuerte.