Crítica de la Razón Negra de Achille Mbembe

Mbembe, Achille. Crítica de la Razón Negra. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Futuro Anterior Ediciones, 2016. 288 páginas; U.S. $47.26 papel.

Mbembe, Achille. Crítica de la Razón Negra. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Futuro Anterior Ediciones, 2016. 288 páginas; U.S. $47.26 papel.

¿Tienen los muertos alguna función en la crítica política contemporánea? De acuerdo con La Crítica de la Razón Negra de Achille Membe, sí. Pero la afirmación no se reduce a pensar los muertos que pasan a ser cifras o recuerdos borrosos sino los muertos en su capacidad fantasmagórica de habitar el presente y en su estrecha relación con la vida. La muerte, los muertos y nuestras fantasmagorías habitan este estudio crítico de la razón negra que, como primera medida, sirve de medio para establecer las conexiones que existen entre África, Europa, el Caribe y los Estados Unidos, entendiendo esta correlación histórica como necesaria para una comprensión del racismo actual y las políticas de seguridad territorial contemporáneas. Mbembe describe la razón negra como la articulación de una red interdependiente de figuras del saber, modelos de extracción y depredación, un paradigma de dependencia, las modalidades que permitirían su superación y un complejo psico-onírico que guarda relación directa con el amargo sentimiento y el deseo de venganza que este sistema de representación primario, que es el racismo, genera.

En esta reconstrucción, que metodológicamente recurre a elementos históricos, filosóficos y literarios, las obras de Aimé Cesaire y Frantz Fanon son presencias que atraviesan el texto definiendo las diversas voces que Mbembe articula. Posicionados en las condiciones políticas actuales, sus obras nos conminan a sopesar tanto las palabras como la vida en la tensión que una crítica de las condiciones políticas contemporáneas requiere. Desde la obra de Cesaire y Fanon, Mbembe replantea la condición de la escritura negra, a la cual identifica con tres momentos necesarios para revisitar la biografía de este vertiginoso ensamblaje que es la modernidad; primero, el inicio, desarrollo y abolición de la trata de esclavos del siglo XV al XIX. Segundo, el inicio de una escritura científica fijada en la clasificación racial durante el siglo XVIII. Y tercero, el surgimiento de una escritura propiamente negra vinculada con las luchas abolicionistas y anticoloniales. Estos tres momentos son claves para la comprensión de la expansión planetaria del mercado, que Mbembe considera el signo particular de nuestra tiempo, y que a su vez está marcada por los binomios zonificación y guerra, economía y biología, además de una acumulación de deuda estructural, que dan forma a lo que él llama “el devenir negro del mundo”.

Esta manera de comprender el devenir del mundo implica reconocer la forma sistemática en que las imágenes han repoblado nuestra realidad de presencias fantasmagóricas porque “el neoliberalismo representa la época durante la cual el capitalismo y el animismo —que durante mucho tiempo, y no sin dificultad, se mantuvieron distantes uno del otro— tienden finalmente a fusionarse” (30). El capitalismo existe a través del flujo de imágenes que han sido entendidas por la filosofía y la crítica tradicionales sin tener presente el opuesto que la conjuración mágica permite. Si es cierto que el capitalismo opera en un nivel mágico-fetichista entonces hacer crítica política significa también aprender a conjurar y contrarrestar los poderes fetichistas con los que opera el capitalismo; las imágenes. Para ello es necesario una nueva y radical consideración del arte, entendido más allá de la representación, y de la religión, que tiene en cuenta sus poderes mágicos de conjuración.

La primera operación que el texto propone para replantear las interdependencias entre capital, fetichismo y modernidad tiene que ver con reconsiderar el imaginario tradicional que domina la relación entre Europa y África, definido por la condición de amo/esclavo, y de la cual surgen los lugares comunes y omisiones que pululan en dicha relación. Si bien a partir del siglo XV un gran número de esclavos africanos son llevados a Europa, donde en algunas ciudades éstos representaron importantes números en la población, también es cierto que desde mucho antes del inicio de la trata de esclavos los africanos tenían una fuerte presencia en Europa como hombres y mujeres libres. Esto implica que si bien la transnacionalización de la condición negra debe reconocerse como un momento constitutivo de la modernidad y el Atlántico su lugar de incubación, estos no son sus únicos determinantes históricos. Una comprensión de la ilustración y la modernidad, e incluso del pensamiento de Hegel, quien representa el culmen del periodo gregario del pensamiento europeo, es incompleto si no se tiene en cuenta la esclavitud como la pila bautismal del capitalismo.

Siguiendo una reflexión iniciada por Edouard Glissant, Mbembe plantea la instauración del régimen de la plantación como la institución sin la cual una comprensión histórica del capitalismo y sus transformaciones es sencillamente una omisión porque es desde este lugar donde surge el trabajo legislativo que va a destituir al hombre y mujer negros de su condición de persona. Una genealogía del uso de la palabra negro, una reconsideración de la relación entre el Caribe y el movimiento Panafricanista, la presencia negra en las obras de Baudelaire, Picasso, Victor Hugo, Apollinaire, George Sand y el surrealismo en general, son otras intervenciones significativas que Mbembe opera en su texto y que lo llevan a definir la filosofía occidental no como un deseo de saber sino como una voluntad de ignorancia.

La revaloración de la obra de Fanón tiene como objetivo primordial rehabilitar una noción de crítica desapegada de la condición de neutralidad. Por ello, antes de invocarlo, Mbembe nos adentra en las formas en que en la literatura africana, especialmente en la obra de Sony Tabou Lansy (Congo) y Amos Tutuola (Nigeria), el muerto y la muerte presentan una condición particular desde la cual se resiste la opresión colonial y en la cual están figuradas formas de memoria proyectadas al futuro que redefinen la vida. Una forma creativa y activamente política de reclamar el poder de la muerte que la colonia desea administrar de forma exclusiva. Pero no solo la muerte es una constante presencia en estos escritores. Lo es también una capacidad constante que podría ser confundida con un simple simbolismo pero que reclama la habilidad concreta de convertirnos en animales como una estrategia importante de poder del sujeto colonizado en contra de la colonia, sus males pasados, presentes y futuros. Para Mbembe, es la capacidad de metamorfosis constante que ha sido impuesta sobre la vida del colonizado la que representa la mayor herramienta crítica y de resistencia política. En esta relación la danza no puede ser más considerada como un elemento más de la vida sino la forma por excelencia como la muerte y la animalidad/metamorfosis pueden ser incorporadas a la labor crítica porque es la fiesta, en su habilidad para reunir al juego, el tiempo libre, el espectáculo y el principio de la metamorfosis, lo que una crítica radical de la raza aporta a las democracias actuales.

La traducción y publicación de este texto en castellano viene a ampliar el horizonte de los estudios filosóficos, históricos y literarios en Latinoamérica y el Caribe hispanohablante pero al mismo tiempo se suma a una creciente tendencia de los estudios postcoloniales no simplemente añadiendo un elemento más sino, ante todo, permitiendo una reconfiguración y un nuevo dialogo que sin duda va a contribuir en la incorporación de nuevos elementos epistemológicos claves en la continuación de los estudios postcoloniales y la teoría crítica racial en las Américas.


Luis Carlos Rincón Alba es estudiante Doctoral en el Programa de Performance Studies en New York University. Como actor, performer y narrador oral ha colaborado con diferentes colectivos artísticos y teatrales en Colombia, Estados Unidos, Argentina, Brasil, México e Italia. Actualmente trabaja en la postproducción de su primer largometraje experimental filmado en Buenos Aires junto a Claudia Ayoub (Brasil) y Eliécer Salazar (Colombia). Sus áreas de interés académico son los estudios Latinoamericanos y del Caribe, los Estudios Africanos, la Teoría Crítica Racial, la Filosofía Contemporánea y la Historia del Teatro Latinoamericano.