Performance, teatralidad y corporalidades en disputa

Abstract:

Performance, teatralidad y corporalidades en disputa. Actuación de identidades en jóvenes migrantes de Buenos Aires.

Este artículo se propone analizar las experiencias de reflexividad corporizada expuestas en un Taller de Improvisación Teatral que se les propuso realizar a un grupo de jóvenes peruanos en Buenos Aires. Este ámbito de indagación y exploración socio-antropológica constituye un espacio inédito central y poco explorado para comprender los sentidos sobre la cultura que tienen los migrantes en el contexto migratorio argentino. En este espacio, el rol constitutivo de la audiencia (argentina y peruana) en las representaciones se transforma en un elemento que influye en las formas de marcación, desmarcación étnica y en los propios “guiones sociales” que los sujetos deciden y pueden finalmente exhibir en una experiencia de este tipo.Así, lo acontecido en una improvisación teatral nos permite comprender las prácticas, estrategias y preocupaciones que estos jóvenes tienen en su situación migratoria, al igual que despliega una forma de construir un imaginario de la nación peruana en Argentina.

1. Introducción[1]

Este trabajo se propone analizar las experiencias de reflexividad corporizada que se manifestaron en la experiencia de un Taller de Improvisación Teatral que se les propuso realizar a un grupo de jóvenes peruanos.[2] Este ámbito constituye un espacio central y poco explorado para comprender los sentidos sobre la cultura que tienen los migrantes peruanos en el contexto migratorio argentino.

Durante más de dos años un grupo de jóvenes peruanos participaron de distintas movilizaciones y acciones colectivas en conjunto con la organización de Mujeres Peruanas Unidas Migrantes y Refugiadas (MPUMR) reclamando el acceso a la Universidad de Buenos Aires (UBA)[3]. En el transcurso de la acciones los/as jóvenes crearon la Comisión de Jóvenes Peruanos (en adelante CJP) que se constituiría en una instancia de encuentro, reflexión y proyección de las acciones del grupo. En el contexto de estas acciones se generaron conflictos y prácticas culturales configurando diversos espacios de negociación y conflicto identitario. Si las identidades nacen y se construyen tomando conciencia de la diferencia, es decir en relación con los otros, los encuentros de la vida cotidiana postulan concepciones y jerarquías disímiles que entran permanentemente en conflicto.

Como señala Grimson, los procesos de interacción simbólica son ámbitos en los cuales podemos analizar las prácticas, oposiciones y estructuras de significación que los inmigrantes peruanos establecen con diferentes grupos nacionales, sociales y culturales (Grimson 1999:35). Las situaciones que emergieron de la experiencia de un taller de improvisación teatral serán consideradas como entornos donde se manifestaron códigos de interculturalidad pasibles de ser interpretados. Por otra parte, este ámbito nos podrá servir para examinar la tensión que se produce entre dos grupos que generan identificaciones diferentes y, por lo tanto, construyen códigos comunicacionales superpuestos con modos de posicionamiento distintos en la sociedad. Estas identificaciones se relacionan y comunican produciéndose conflictos, negociaciones, acuerdos e innumerables “malos entendidos” (Grimson 1999:35).

Así, exhibiremos que las formas de escenificar diacríticos diferenciales de lo “peruano” y lo “argentino”[4] se expresan en maneras de actuar, hablar, caminar, vestirse, etc, entre otras acciones. Nos centraremos en los controles y condiciones de emergencia de las dimensiones “argentina” y “peruana” en contextos inter e intra cuturales, según los criterios de diferenciación y distinción culturales que reconocen diferentes personas de la colectividad peruana en Buenos Aires.

1.1. Contexto de estigmatización. Controles y disputas.

El sentido común hegemónico en Buenos Aires dispone de imágenes sobre lo que considera un/a peruano/a que se sustenta en diacríticos identitarios vinculados al color de piel, formas de hablar y de moverse, entre otras acciones. En este sentido, ciertos “a priori” informativos y las diferencias en muchos casos son inmediatamente aparentes. (Goffman, 2001 [1959]).[5]

Para la población en general, la migración peruana es vista como un flujo relativamente nuevo a diferencia y en comparación con las migraciones de bolivianos, paraguayos, chilenos y uruguayos, cuyos éxodos comienzan a registrarse durante la década de los 50´. Sin embargo, hay algo que los vincula con estas otras oleadas y es que hoy en día en conjunto constituyen lo que algunos autores denominan “inmigración indeseable” a diferencia de la “inmigración deseable” constituida por los inmigrantes europeos arribados masivamente entre 1880 y 1914.[6]

Bajo este cuadro de situación, analizamos cómo las personas de origen peruano utilizan distintas estrategias de acuerdo, principalmente, con la situación en la que se hallen y la información que los interlocutores tienen de ellos. A un primer tipo de estrategia Goffman la denomina “pasar” (passing) y la define como la capacidad que tiene un individuo de ocultar información lesiva que pesa sobre el yo. Para el autor existen quienes tienen la posibilidad de esconder lo que consideran símbolos estigmatizantes y supuestos culturales sobre lo argentino, que les permitirían pasar. En este punto será necesario poder detectar cuáles son las marcas de la conducta que los jóvenes reconocen como argentinas y a las que apelan para poder pasar y señalar ciertos límites infranqueables. El segundo tipo de estrategia/acción tiene que ver con aquellos que no pudiendo ocultar las características estigmatizantes en su identidad, deben optar por la única estrategia a su alcance la de “cubrirse” (covering).

Las maneras en que “se muestran” o, mejor dicho, la marcación y desmarcación étnica, estará en relación con los fondos culturales y sociales de cada uno de los migrantes (experiencias, expectativas, experiencias de clase y trayectorias, entre otras cuestiones), y en relación directa con el contexto en el que se produce la acción performativa. En tal sentido, mostraremos cómo los jóvenes peruanos establecen criterios y marcas de diferenciación entre lo que consideran como peruano y argentino, en función de señalar las estrategias de control y límites que se desprenden de las formas en que los jóvenes peruanos de-codifican las actividades propuestas para la improvisación teatral. Uno de los objetivos del taller estuvo puesto en analizar las maneras como se producen las marcaciones, desmarcaciones, distanciamientos, que los peruanos establecen respecto de las representaciones y estereotipos hegemónicos que los ven como indeseables y las repercusiones que tienen al interior de la colectividad peruana.

Este último eje será tenido en cuenta en una primera parte del texto, donde centralmente analizaremos los posicionamientos y reposicionamientos identitarios expresados desde un lenguaje corporal/performativo. En un segundo momento, mostraremos cómo lo discursivo en un ejercicio de improvisación permite crear un juego social diferente que apunta a la apertura de estereotipos, disputas, imaginarios y anhelos que actúan en las realidades de los jóvenes peruanos.

2. Corporalidades legítimas: Pasar o cubrirse en el Taller de Improvisación

En el primer encuentro del Taller de teatro estábamos sentados en una ronda improvisada con los jóvenes participantes y la profesora, esperando al resto de los participantes del taller. En un momento comenzamos a repasar algunos de los que faltaban y advierto la ausencia de Victor[7] Los presentes realizaron distintas intervenciones en las que dieron a entender que preferían que no concurriera. Ricardo dirá en voz alta: “(...) Yo no tengo problema que haga teatro, pero en otro lado!”. Muchos de los presentes se rieron, y fue en ese momento cuando intenté interrogar cuál es el problema que tienen para trabajar con él. Lorena admite que lo prefieren lejos de ellos.Lidia, por su parte, intervino por primera vez y destacó una diferencia específica con Victor: “(…) Lo que pasa es que él es de la alta alcurnia, tiene grandeza y no se junta con los peruanos (...) siempre quiere mostrarse y te deja de lado”.

Ricardo ejemplificó con una anécdota en donde se lo habían encontrado en la universidad y Victor los había rechazado porque “(…) decía que no sabíamos nada, entonces yo le dije si cuando él llegó ya sabía todo (…)Tú empezaste como nosotros y no sabías cómo eran los códigos, cómo tenías que traducirlos (...)”.

Secuencia de fotos (participantes del Taller).
Foto: Santiago Canevaro.

En esta secuencia de fotos se revelan algunas de las diferencias en relación con los gestos, posturas y rasgos de corporalidad que muestran algunos de los participantes. Victor es quien aparece en la primera foto representando un hincha de fútbol argentino y en la última foto de la derecha. Victor tiene una estatura media-alta, tez de piel blanca y, tanto su vestimenta como su ropa y su corte de pelo, además de su manera de hablar y de moverse. lo acercan a los rasgos de un porteño.[8] Conjuntamente, maneja el léxico y los modos más estereotipados de los habitantes de Buenos Aires. En este sentido, hablar desde un tono despectivo, a un alto volumen y con un cierto dejo de indiferencia y soberbia, son rasgos integrados en la forma de ser de Victor.

En la primera foto de la izquierda vemos a Victor vestido de hincha de un club de fútbol argentino con las piernas al costado de la silla, en una actitud entre relajada y desafiante. En la foto de la derecha, específicamente, visualizamos cómo el tipo de ropa, los colores de la ropa y sus gestos corporales (desde las maneras de utilizar las manos hasta la forma de sentarse en la silla) representan rasgos que serán censurados por el resto de los compañeros del taller.

Asimismo, quienes criticaban a Victor puntualizaban que era alguien “superado, que piensa sólo en sus problemas”. Por su parte, Victor se defendía diciendo que sus compañeros eran “(…) gente que se quedó en lo peruano, en escuchar la salsa, la música chichera y todo eso, para mí no va por ahí. (...) Yo escucho rock. (...)”.

A su vez, otra persona que produjo tensiones dentro del grupo fue Rubén (26 años). Rubén, al igual que Victor, tiene una fisonomía y un estilo corporal que lo hace aparecer dentro del grupo de jóvenes peruanos como una persona que puede incorporar y exhibir rasgos de la porteñidad.

Rubén actuando en el Taller.
Foto: Santiago Canevaro.

En la foto, encontramos cómo la remera musculosa que usa y la forma en que se mueve en los ejercicios de improvisación, lo hacen diferenciarse del resto de sus compañeros. Rubén, en otra de las representaciones decidió presentarse como un “hombre con mundo”, enumeró lugares bailables para argentinos de alto poder adquisitivo y los contrapuso a los lugares para “peruanitos chicheros”, aclarando “(…) si no lo hacia allá menos lo voy a hacer acá”.

Secuencia de Victor en el ejercicio de la fotografía.
Foto: Santiago Canevaro.

En la experiencia de estos dos jóvenes varones peruanos se entrelazan consumos culturales, orígenes regionales y formas de corporización de prácticas y representaciones que se fusionan y combinan de manera compleja en el contexto migratorio. Así, podríamos decir que en Buenos Aires, los estereotipos que funcionan para definir a quienes escuchan música “villera” o cumbia encuentran en los migrantes internos a la capital a sus principales consumidores y productores. De la misma manera, quienes en Lima visualizan como “chicheros” son personas catalogadas como recién llegadas de la provincia. En este sentido, quienes exhiben marcas de diferenciación con respecto a sus compañeros de taller, buscan mostrarse cercanos a consumos culturales como el rock o la música dance antes que la chicha, concretando un doble movimiento: buscando distanciarse de los “chicheros/villeros” en Buenos Aires, y que, a su vez, les permite insertarse simbólicamente en un mundo porteño de pertenencia.

Gestos y posturas de Victor.
Foto: Santiago Canevaro.

Otro ejemplo para distanciarse del resto de sus compañeros, pudimos evidenciarlo nuevamente en un ejercicio de improvisación que consistió en la formación de una fotografía.

La posición que adoptó Victor en el ejercicio no fue aleatoria sino que buscó mostrar una condición que lo ubicara en un lugar distintivo. Las formas de moverse, gestualizar y posicionarse frente al resto de sus compañeros del Taller en el ejercicio lo ubicó en un lugar distintivo. De esta manera, en las dos fotos del medio observamos cómo Victor parece buscar distanciarse del resto de los compañeros. Las dos manos levantadas y el torso tirado hacia atrás lo muestran representando cierto alejamiento de la situación y de sus compañeros.

Gestos y posturas de Victor.
Foto: Santiago Canevaro.

En la foto siguiente, (06) vemos cómo su mano derecha hacia adelante y la izquierda en el bolsillo construyen una expresividad porteñizada. Sus hombros, la manera de ubicar la boca y el tronco levemente torcido lo muestran como alguien relajado, dominando la situación, algo que para el resto de los compañeros era impensable en ese momento.

En definitiva, estas formas de “reflexividad corporizada” no fueron ajenas a lo que Victor verbaliza en los ejercicios. En este sentido, explicó las relaciones que imaginaba en la foto y se auto-definió como el dueño de una agencia de fotos, que “conocía” el negocio y los códigos, ubicando al resto de los compañeros como sus subordinados.

Así, tanto sus prácticas corporales como su lenguaje nos permiten comprender la actitud de Victor como una metáfora de quien puede “argentinizarse”. Esta lectura se desprende en parte de lo manifestado por Lorena, al admitir que Victor cuenta con un conocimiento y un “saber” que le permite “traducir” los códigos aprehendidos en el contexto migratorio. Sin embargo, recordemos que la referencia de Lorena sobre un supuesto pasado común ligado a la ignorancia de tales códigos, buscó ubicarlo a Victor en un lugar igual al de ellos: el de ser inmigrante peruano con los mismos problemas y expectativas. No obstante, las diferentes intervenciones que hiciera Victor mostraron la intención recurrente en diferenciarse del resto. Este movimiento le permitió establecer una empatía con la profesora y el resto del equipo de trabajo (argentinos) en función a sus intervenciones en las representaciones teatrales y los consumos culturales compartidos.

Así, hubieron varias clases donde la profesora de teatro exhibió su preferencia sobre quienes actuaban “mejor”, esto es: quienes podían exponer mayormente el cuerpo, mostraban mayor desinhibición y “seguridad” en los ejercicios exhibiendo sus voces, rostros y gestos. Estos elementos se tradujeron en factores legitimados para la audiencia argentina que, como la profesora y su colaboradora, buscaron trabajar mayormente con estos varones. El acercamiento de estos jóvenes varones a la profesora (argentina) representó para el resto del grupo un elemento de disrupción por tratarse de un capital poseído, legitimado y accesible para estas personas. En este sentido, debemos mencionar como un dato significativo, que los dos varones no siguieron concurriendo a los talleres después de recibir constantemente bromas y amenazas más o menos explícitas referidas a sus intervenciones en el taller.

3. Drama estético y transformación: La experiencia de Radio Perú

De acuerdo con la dinámica que habían adquirido los encuentros del Taller de Improvisación Teatral, la clase número cuatro se ubicó como una bisagra en las clases que se realizaron posteriormente. En dicha clase se les propuso a los participantes -luego de un ejercicio de calentamiento corporal y físico- realizar una “radio peruana”. La propuesta fue sugerida por la profesora Viviana en estos términos:

“(...) La idea es que yo prenda la radio y sienta que lo que lo que estoy escuchando es una radio peruana (...) como yo no conozco nada de ustedes me tienen que convencer que es una radio peruana. Pueden hacer lo que quieran, trabajar con entrevistas, anuncios publicitarios, pero siempre teniendo en cuenta que es una radio de Perú”.

Francamente, en ese instante sólo atiné a sentir desorientación y cierta vacilación por la consigna que estábamos tratando de proponer. Había una “marcación” por parte de nosotros argentinos hacia “ellos” (peruanos). La primera reacción fue tomarlo con desconcierto. Comencé a percibir cierto balbuceo hasta que uno de los integrantes que se encontraba a mi lado dijo como extraviado mirando hacia fuera de la sala: “(…) pero si yo no recuerdo nada de Perú”. Acto seguido, otros jóvenes me expondrían lo mismo. En este momento, y por unos minutos, sentí que estaba forzando la manifestación de una referencia identitaria. Sin poder reaccionar todavía, decidí esperar y comencé a notar que una parte considerable del grupo había buscado organizarse en grupos y estaban charlando sobre lo que podrían hacer.

Claudia y Gonzalo en Radio Perú.
Foto: Santiago Canevaro.

Luego del comienzo del primer grupo encontré que tanto los “conductores, “entrevistados”, como los “columnistas” y “oyentes” mostraron algo inédito hasta el momento: eligieron usar los nombres de la vida real para presentarse y ser presentados. A su vez, fue llamativo y significativo que los temas, argumentos, y personajes elegidos no guardaban demasiada distancia con sus experiencias de la vida cotidiana.

El primer grupo decidió ponerle de nombre al programa: “América Morena”.[1] Amalia y Rubén fueron los encargados de conducir al programa. El primer entretenimiento que propuso el programa consistía en adivinar cuál es el día de la independencia de Perú. La conductora propuso que el ganador podría cenar en el restaurante “El Pingüinito”. Rubén se opuso “al aire” y expuso que mejor sería que el premio fuera una gaseosa Inca Cola “(…) porque, ¿qué cosa es más peruana que una Inca Cola?”.

En estas dos intervenciones visualizamos una primera complejidad al definir lo peruano. Así, si para Rubén lo peruano pasa por una bebida típica de su país, para Amalia, es un restaurante al que concurre habitualmente la colectividad peruana en Buenos Aires. En ese momento, suena un teléfono y se produce la primera llamada por el concurso. La llamada la realiza Jorge. Amalia le pregunta desde donde la estaba llamando. Jorge responde con el nombre de una ciudad peruana: Piura. Amalia afirma: “mirá vos, cuanto tiempo tienes...”

En ese momento Amalia lo mira a Rubén para preguntarle desde dónde estaban transmitiendo. Otra de las chicas de ese grupo le trata de decir desde el costado del escenario aunque Amalia no puede oír. Se oyen murmullos y, tanto Amalia como Rubén miran hacia el público, como buscando una respuesta. Este momento, aunque dura unos instantes, logra demostrar el sentimiento de desterritorialización que había generado la consigna. No obstante, Amalia escucha lo que le dice Leslie, y continúa: “aquí en Lima?”

Resulta interesante como aparece superpuesto lo peruano y lo argentino. Por un lado, la radio aparece luego de un momento de desconcierto en Lima, y por otro, las propagandas y los premios pertenecen a negocios (restaurantes, agencias, peluquerías, espacios bailables) y productos que se consumen en un espacio territorial de Buenos Aires asociado a la colectividad peruana.

Amalia adelanta que tendrían una entrevista con la señora Natalia Obelio (nombre real de la presidenta de la organización de mujeres peruanas). Cuando comienza la entrevista advertimos dos cosas: por un lado, quien ha elegido hacer de presidenta de la organización de mujeres donde se inscribe la CJP es propiamente su hija y, por otro, que la entrevista se realiza por teléfono, estando Natalia en Argentina. La siguiente transcripción formó parte de la entrevista que decidieron hacer los jóvenes: [La hija de Natalia (Leslie) elige ponerse un delantal blanco y una gorra. No se le ve mucho la cara y el cuerpo está en sentido de quien la entrevista].

Rubén realiza una breve introducción sobre la presidenta y comienza la comunicación. Después de que Leslie manifiesta que no puede regresar a su “Perú querido” porque las autoridades no la dejan, Amalia (conductora) busca preguntarle acerca del motivo por el cual no puede regresar a su país. En ese momento, Rubén la interrumpe y decide presentarla como una “mujer luchadora” que “(…) ha hecho una gran labor allá con chicos peruanos para que puedan ingresar a la universidad”. Leslie argumenta afirmando que lo que hace es para que los jóvenes peruanos no se queden truncados y, que gracias a su apoyo, y la presión de otras organizaciones como la de ella ha logrado que se vote la nueva Ley de Migraciones.[10] Luego, le preguntan a Leslie por qué no había podido volver a su país. Esta pregunta hace que la rigidez retorne a su cara y a la de los dos entrevistadores quienes, luego de mirar al piso, tratan de sonreír, a lo que ella responde:

“(...) Si, eh..yo, bueno, yo acá en la Argentina soy asilada política y me tuve que ir porque me acusaron de terrorista y bueno, hace diez años me tuve que ir pero yo soy inocente (…) voy a denunciar al estado peruano por todos los años que he estado aquí y podré volver a mi país (…) los extraño mucho!!!”.

[Instintivamente Leslie observa a quienes estamos de espectadores y probablemente advierte la tensión en nuestros rostros. El ambiente se muestra cortado. No hay susurros ni ruido alguno]. Las caras de Rubén y Amalia sugieren desconcierto. Rubén interviene, tal vez para mostrar solidaridad con Leslie acota que él mismo ha sido erradicado de Perú en los últimos años. Esta vez Leslie simula un llanto aunque no se percibe tensión en su rostro. Sin embargo, su torso muestra una notoria inclinación hacia el piso y Leslie posa una mano sobre su rostro, presuntamente indicando que aún está llorando. Los avisos vuelven a hacer referencia a restaurantes peruanos de una zona céntrica de Buenos Aires. En el cierre del programa Rubén recomienda concurrir a los boliches más modernos “que ya todos conocemos”.

En la representación de las siguientes dos radios se dará una situación similar en donde las referencias estarán centradas en que sea un programa de radio sin territorio definido, aunque nuevamente las entrevistas se harán a personas que viven en Argentina. Así, en el segundo grupo, Carlos hará de un entrevistado, presentado por una de las conductoras como “(…) un hombre como muchos otros que han ido a otro país a mejorar sus condiciones de vida”.

Usando una tonada sobradora típicamente asociada a los porteños para hablar y con la pierna cruzada de un lado, Carlos usó el “vos” y respondió irónicamente a las preguntas del entrevistador. La presentación de Carlos por parte del conductor es “como un compadre como muchos otros que se ha ido para mejorar la situación de la familia en Perú”. Carlos hizo referencia a la “lucha diaria para sobrevivir” aunque admite que pudo poner un boliche y que, con la ayuda de lagente peruana, logró salir adelante. El conductor lo felicitó porque “(…) sobresalir es un ejemplo para todos los peruanos. La verdad es que es muy bueno que salga y muestre lo que hay aquí”.

Los conductores del tercer y último grupo de radio son Claudia y Gonzalo. Claudia elige que el nombre de la radio sea “Kauseuchun” y el título del programa, “Las manche quinadas”. A continuación, Claudia presenta la primera consigna para el programa que consiste en adivinar la fecha de celebración del “Huajanjama”. Posteriormente, se producen dos llamadas de hombres para quejarse por lo “incoherente” y poco “comprensible” de la palabra. La conductora, ante los reclamos, decide explicar: “(…) Bueno, para las personas que nos están escuchando que a veces olvidan algunas cosas, les quiero decir que el Huajanjama es una fiesta popular de Ayacucho”.

Luego de unas propagandas, el otro conductor recordará: “las fechas patrias para aquellos que no se acuerdan: el 20 de enero, el 15 de septiembre el día de la Virgen de Dolores”. Posteriormente, Enrique representa a un oyente e inventa una tonada distinta al resto: “Hola, mira yo soy de la selva. Ahora que escuché esta radio y escuché que están pasando invitaciones para las fiestas quiero invitarlos a mi pueblo, que vengan a San Juan a comer los ricos juanes [muchas risas por parte del público] quisiera que vengan con todas las guagüitas a tomar el rico guasato, a bailar!, con el rico chapi”. [Luego de su intervención muchos remedan a la gente de la selva.] Los dos conductores se ríen aunque buscan no seguir con las burlas que había generado el personaje en el resto del público.

Llegando al final de este grupo sucede un hecho inédito. Como en el resto de los grupos se había utilizado una música de fondo, en este caso y a diferencia de los grupos anteriores, deciden utilizar un compacto de música de un cantante peruano (Jean Marco) como cortina musical de cierre del programa. Esta canción genera casi automáticamente que se forme un círculo donde algunos se toman de las manos y comienzan a cantar el tema que se escucha. Advertí que conocían el tema, e imprevistamente y en el círculo, me encuentro incluido junto a la profesora. Claudia opta por dirigir la mirada y acompaña sentada la canción moviendo los labios, lo mismo que Rubén, Enrique y Lorena. Maribel se levanta en un momento y abraza a Livia que está llorando cada vez más fuerte. Mario, Rubén, Cristian, Lidia y Sebastián siguen la canción desde las sillas.

Por primera vez noto que no se marcaron diferencias entre ellos y comparten un mismo espacio sin necesidad de entrar en conflicto. Rubén canta la canción, aunque luego de la clase y sin que le pregunte, me explicará que es lo único que le gusta de música en Perú. Yo estoy en una posición intermedia entre dejarlos solos o quedarme, aunque decido permanecer en el mismo círculo que se armó espontáneamente. Luego de terminado el tema estamos todos muy conmovidos por lo que pasó y por primera vez no hay sonrisas y burlas sino una tranquilidad producto del acontecimiento.

4. Interpretando la realidad de la ficción. Dramas sociales y poéticas de la memoria.

Podemos reflexionar y decir que Radio Perú fue resignificada por los jóvenes peruanos y transformada en una “radio de inmigrantes peruanos en Argentina”. La consigna fue ficcionalizada desde sus propias realidades como inmigrantes peruanos. Aunque en muchas de las clases habíamos propuesto actividades con características lúdicas y creativas, es cierto que había sido la primera vez que se les había pedido que “actúen” de peruanos. En este sentido, cuando les dijimos “que hagan una radio peruana” no sólo les dijimos que hagan algo que los identifica a todos como el lugar de nacimiento sino que también nos posicionamos como el público (argentino) que los estaba marcando.

A su vez, solicitar a estos jóvenes que hicieran de peruanos implicó incluirnos a los espectadores como “hablantes” (argentinos) en el acontecimiento teatral. El mismo movimiento que transmitieron y representaron desde un “nosotros inmigrantes peruanos” nos conduce a pensar sobre las características del auditorio. ¿A quién/es estaban mostrando la escena?, ¿Quiénes estaban siendo el público de la representación? El auditorio argentino fue modificado por uno de peruanos, quienes podían hablar de sus conocimientos y realidades habituales. Comunicar los problemas, anhelos y expectativas que tienen como inmigrantes en Argentina les brindó seguridad en lo que estaban representando y permitió un desplazamiento de la subjetividad hacia un espacio donde encontraron mayor confianza. Asimismo, es interesante observar cómo el Taller sirvió como un espacio donde los cuerpos peruanos pudieron objetivizar cómo ellos ven a los argentinos. En este sentido, encontramos funcionando un conocimiento peruano de los códigos argentinos, que en un sentido colectivo reconoce formas de actuar, pensar y sentir de ese grupo y, en definitiva, practica estrategias sobre cómo pasar o cubrirse.

En este sentido, en el espacio del Taller pudieron exhibirse distintas maneras de controlar las posibilidades para argentinizarse, así como dar cuenta de las maneras de legitimar/deslegitimar las posiciones que tenían algunos de los jóvenes. De esta manera, encontramos características comunes entre quienes podían pasar, en tanto que los rasgos masculinos aparecieron como factores que los sujetos asociaban con la argentinidad. Esto lo pudimos apreciar en el caso de Victor y las diferentes reacciones que generó su presencia. También, pudimos visualizar que las experiencias donde ficcionalizaron sus realidades sirvieron como marcos donde las disputas que existen en Perú pudieron resignificarse y redirigirse al interior del grupo.

En todo caso, podríamos asociar masculinidad y argentinidad como un estilo distintivo de prácticas de los varones jóvenes que les permitió mostrar su capacidad para pasar, insertándolos simbólicamente en el mundo argentino. Esto, además, lo pudimos inducir de las constantes marcaciones que el resto de los peruanos participantes del Taller realizaron a los dos varones, aunque especialmente lo hicieran hacia Victor. Ambos, de distinta manera, sintieron la presión del resto de los compañeros dentro del Taller dado que podían pasar de los símbolos estigmatizantes con los cuales la sociedad argentina define los rasgos de un peruano.

Asimismo y como hemos expuesto, ambos presentan rasgos fenotípicos y características que se asemejan a lo que los peruanos observan de los argentinos: tienen estatura media-alta, color de piel blanco, utilizan las palabras y modismos del léxico porteño, consumos culturales y estéticos más afines con los grupos de sectores medios urbanos de Buenos Aires. A su vez, y como lo pudimos analizar respecto a los lugares bailables y los consumos musicales quienes se quieren desmarcar del “mundo peruano”, definen estos espacios como algo ajeno, tradicional y atrasado. Asimismo, buscaron mostrar pocas dificultades para establecer nexos de sociabilidad precisos con sus pares argentinos,[11] algo que el resto destacaba como uno de sus principales obstáculos.

Las tensiones que se venían focalizando en la figura de estos varones se modificó cuando ocurrió el acontecimiento de Radio Perú. Allí, la situación arrojó un sentido delimitado que integró como un todo lo que los actores pensaban, percibían y asentían, y así, quedó redondeada como una “articulación intersubjetiva de la experiencia, que tiene un principio y un fin y entonces, vuelve transformada en una expresión” (Brunner, 1986:6).

Esta transformación colocó a los jóvenes en una situación compartida, en donde el presente que viven y el pasado que han vivido los sitúa en un aquí y ahora coexistente, que se hace evidente en las inscripciones de una experiencia compartida. Como manifestaba Turner, el punto es que el significado-guía de la experiencia emerge en el encuentro existencial en que la subjetividad deriva de las estructuras previas o unidades de experiencia que han tenido en relación con la nueva experiencia (1986: 35). De allí, que los relatos y las historias vertidas en ellos formaron parte de un drama como forma de expresión (de encuadre y articulación), que ayudaba a entender muchos de los eventos de sus vidas en términos de procesos.

En tal sentido, la representación teatralizada permitió que narraran hechos de sus vidas, trayectorias personales y sociales cargadas de tensiones, conflictos y ambigüedades en un movimiento que vinculó eventos del pasado con las acciones desarrolladas en el presente. De allí que los “guiones” que habían improvisado en la experiencia de la radio formaran parte de sus vidas y experiencias cotidianas.

Turner utilizó el concepto de “drama social” como una metáfora clave para comprender la vida social. De esta manera los conflictos sociales conforman el corazón de la producción dramatúrgica y los dramas sociales existen como resultado de conflictos que son inherentes a las sociedades (1992). Por su parte, el antropólogo y director teatral, Richard Schechner, cuando retoma a Turner analiza dramas sociales desde una terminología teatral para describir cómo se resuelven situaciones críticas o inarmónicas. Estas situaciones son inherentemente dramáticas porque los participantes no sólo hacen cosas sino que “se muestran y muestran a otros lo que están haciendo o han hecho” (2000:86).

La elección de representar sus experiencias, expectativas y saberes como inmigrantes peruanos en Buenos Aires, constituyó una acción significativa en el sentido de ser una performance cultural reflexiva. De este modo, Radio Perú puede interpretarse como una unidad de observación en la que se expresaron y comunicaron algunos de los componentes elementales y básicos de la cultura peruana inmigrante en Buenos Aires. En este sentido, las prácticas acontecidas en este espacio, no sólo ocuparon la función de ser un lente privilegiado para entender los procesos sociales, sino que son ellas mismas parte esencial en dichos procesos. La performance entonces, exhibió aquí su dimensión dialéctica, que abarca tanto su dimensión representativa como constitutiva de la vida social.

En tal sentido, escenificar sus experiencias, expectativas y dificultades como inmigrantes en Argentina produjo una rearticulación en las relaciones intersubjetivas y modificó la estructura del grupo. El grupo de personas que decidió seguir en las clases se conocía mucho menos y en los ejercicios y trabajos comenzaron a mostrar una mayor abstracción y menor distracción por la presencia de los otros participantes.

Con todo lo antedicho, podemos sugerir que ser inmigrante peruano en Buenos Aires funciona mental y materialmente como un espacio simbólico que provee un modelo para la memoria colectiva e individual. De esta manera, el Taller se convirtió en un espacio de expresión de una “memoria cultural”, permitiendo reconstruir o construir una nueva memoria que se configura a través de los sentidos, ligando profundamente lo privado con lo social (Taylor, 2003). En este sentido, resulta sugestivo que todos los grupos de radio hayan hecho referencia a la memoria y a los posibles olvidos y recuerdos con los cuales conviven.

Por último, debemos mencionar el carácter heurístico que adquiere una experiencia de investigación teatral, al permitirnos no sólo comprender las prácticas y estrategias que jóvenes peruanos utilizan para enfrentar a su identidad estigmatizada y las diferentes preocupaciones que estos jóvenes tienen en su situación migratoria, sino también encontrar en estas prácticas y representaciones, una forma de constituir un imaginario de la nación peruana en Argentina.

Santiago Canevaro es sociólogo y magíster en Antropología Social. Es becario de la Agencia de Promoción Científica y de la Fundación Hewlett y ha participado de diversos seminarios, congresos y encuentros en Argentina y en el exterior. Ha trabajado en investigaciones comparadas relacionadas con la migración limítrofe en Argentina exponiendo sobre diversos temas. Actualmente participa en un grupo de experimentación intercultural junto a teatristas y cientistas sociales. Es miembro del Programa “Etnicidades y Ciudadanías” en el Instituto de Desarrollo Económico y Social (IDES). Actualmente se desempeña como docente de Sociología General en la Universidad de Buenos Aires y es miembro del comité editorial de la Revista de Apuntes de Investigación.

Notas:

  [1] Este trabajo se enmarca en mi tesis de Maestría en Antropología Social (IDES/IDAES/UNSAM) [“Presencias Invisibles. Performance, identidad y migración en los años noventa: los jóvenes peruanos en Buenos Aires”], donde analizo la articulación entre los móviles, lógicas e intereses de los jóvenes migrantes peruanos, y los procesos de identificación que se construyen en una experiencia de acción colectiva.

  [2] Como todo taller de estas características, estuvo pensado para generar desde los juegos y los ejercicios un espacio de experimentación y emergencia de ciertas marcas que aparecen escondidas y articuladas con prácticas histórico sociales de los jóvenes peruanos con quienes venía trabajando. De alguna manera, poder borrar ciertas fronteras entre las artes performativas y entre el arte y la vida cotidiana era uno de los objetivos de la experiencia. Por su parte, en el Taller participaron en total más de treinta y cinco jóvenes de entre 18 y 28 años de origen peruano que venían interviniendo de una u otra manera en las actividades de la CJP y una profesora de teatro, una videasta y una colaboradora (todas ellas de nacionalidad argentina).

  [3] Las personas de nacionalidad extranjera que no cuentan con el documento nacional de identidad (DNI) argentino se encuentran impedidos de realizar sus estudios en cualquier universidad nacional. La dificultad para la obtención del DNI constituye un obstáculo que incentiva las posibilidades de irregularidad del migrante.

  [4] Utilizaremos argentino como una categoría que engloba las definiciones que realizan los peruanos aunque, en mayor medida, ésta haya sido utilizada para referirse a las distintas maneras de actuar, hablar y moverse en el espacio que tienen los porteños (personas que habitan en la ciudad de Buenos Aires). De la misma manera, cuando se hace referencia a lo peruano se debe tomar en cuenta que es una categoría que incluye otras categorizaciones (limeños, serranos, cholos, indígenas, etc) que operan dentro de la sociedad peruana.

  [5] Debemos afirmar que los peruanos con los cuales trabajé eran bien conscientes de la imagen negativa, y trataban de diversas formas de mejorarla.

  [6] Estas apreciaciones tienen que ver con la forma en que la sociedad argentina fue ubicando y dando lugar a grandes grupos de inmigrantes desde la época de la conquista. El color de piel y los rasgos que denotan su origen étnico han sido algunos de los motivos que originaron esta diferenciación y están relacionados a factores económicos y de poder: la identidad de “argentino” que más convenía era la de “sólo europeo” puesto que de esa forma era posible legitimar el despojo territorial a las poblaciones autóctonas.

  [7] Tiene 24 años y está estudiando arquitectura desde hace dos años en la UBA debido a que es hijo de una refugiada en Argentina.

  [8] Se utiliza para definir a las personas que habitan la ciudad de Buenos Aires.

  [9] Utilizamos una mesa larga con dos caballetes desde donde trabajarían los conductores. Había siempre una persona al costado encargada de la música, propuesto por ellos/as. Quien eligió el nombre del programa había trabajado hasta hace dos meses en una radio (“Onda Latina”), en un programa cuyo nombre es bastante parecido.

  [10] La nueva Ley de Migraciones (25.871), aprobada en diciembre de 2004 en Argentina, constituye un avance muy importante en la defensa de los derechos de la población migrante. En efecto, a partir de esta ley los jóvenes migrantes cuentan con herramientas para ser inscriptos a las universidades públicas sin la necesidad de contar con el documento de identidad.

  [11] La dificultad para lograr el ingreso en espacios de socialización con un grupo de pares argentinos había sido mencionado en numerosas entrevistas como un obstáculo constante en las interacciones con los argentinos. Mientras algunos mencionaban la extravagancia con que los argentinos se manejan y la consecuente dificultad para los peruanos en insertarse en las conversaciones e interacciones, otros observaban que la propia y excesiva apertura de los peruanos frente a la “frialdad” de los porteños hacía que existieran dificultades para lograr un acercamiento que termine integrándolos al grupo.

Bibliografía citada:

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