Doris Sommer's Cultural Agency in the Americas

Doris Sommer. Cultural Agency in the Americas. Durham: Duke University Press, 2005. 392 pages.

Cultural Agency in the Americas

Esta colección de ensayos editados bajo el cuidado de Doris Sommer quiere responder, desde las humanidades y la investigación académica, a los intensos debates recientemente creados en torno a la productividad política de la cultura. El epígrafe que abre el texto así lo sugiere, al establecer que “Culture is the area in which humanist values are created and established…” (“La cultura es el área en que se crean y establecen valores humanistas…”). A ésto se agrega el entendimiento de que en América Latina la cultura ha estado históricamente vinculada a la gestión de cambios sociales. Más que “artistas” o “intelectuales”, quienes la vehiculan adoptan estatuto de agentes culturales comprometidos con agendas de cambio político y social. Así entendida la gestión cultural, su primera condición de existencia es el espacio público, sitio desde donde se viabiliza la intervención de ciudadanías no hegemónicas y se visibiliza la producción de nuevos saberes.

De estas observaciones se desprende la idea de que la intervención de la cultura, si ha de ser efectiva, no estará liderada desde motivaciones personalistas y ciertamente no desde el protagonismo de “líderes culturales” o “intelectuales orgánicos”, sino más bien desde la acción colectiva preferiblemente directa y sin mediación. En este sentido, políticas de cultura ciudadana como la promocionada por el ex alcalde de Bogotá, Antanas Mockus (eje del trabajo de Doris Sommer), se ajustan más a la acción solitaria de “visionarios culturales” que a los reclamos de la acción colectiva. Esto podría explicar por qué en las elecciones de marzo 2006 ninguno de los candidatos al Senado por el Partido Visionarios obtuvo un curul en el parlamento colombiano.

Desde distintas perspectivas disciplinarias, los ensayos incluidos en esta colección coinciden en percibir en la cultura una práctica democrática e igualitaria necesariamente enfrentada a los grandes obstáculos del proceso civilizatorio contemporáneo: la cultura neoliberal (que garantiza la armonía de las desigualdades) y los circuitos de la globalización (que regulan la distribución de bienes culturales). En respuesta a estos obstáculos, la articulación de canales radiales y televisivos alternativos con capacitad de disputarle hegemonía a la globalización de la información (contribución de Jesús Martín Barbero), y los usos creativos que de la memoria hace el performance callejero (contribución de Diana Taylor) son presentados y teorizados como estrategias eficaces de agencia cultural.

Los graves problemas que plantea la representación de sujetos subalternos reciben también atención en este libro y enfrentan al lector a preguntas fundamentales: ¿pueden las políticas culturales y la academia metropolitana representar legítimamente a los y las expulsadas del paraíso neoliberal? ¿Puede una “agencia cultural” formulada desde la academia reivindicar las condiciones de existencia de las mujeres indígenas o de las comunidades de afro-decendientes? Enfocado en el contexto actual de las mujeres indígenas Mayas, el trabajo de Diane M. Nelson aborda estos problemas. Como lectores, entendemos que en América Latina nunca prosperó un feminismo con capacidad de cambio histórico porque las mujeres nunca fueron el sujeto central de la política, y porque las élites nacionales (y académicas) se acostumbraron a que los reclamos de las mujeres se resuelvan desde el ámbito de lo doméstico y desde la perspectiva desarrollista de la asistencia social. El balance crítico que hace Nelson de esta situación es, sin embargo, reduccionista, pues se limita a señalar el rol “imposible” de las académicas norteamericanas, atrapadas en el callejón sin salida de tener que pensarse a sí mismas a través de sus análisis críticos y conformarse con una ética de solidaridad con las mujeres que trabajan. Habría que preguntarse si la “solidaridad” de la reflexión crítica alcanza para generar agencias culturales de cambio y hasta qué punto la producción académica incide (o no) en algún tipo de resarcimiento de las desigualdades. Más aún, habría que empezar a cuestionar esa tendencia actual a ofrecer consideración ética a sujetos que luchan por derechos políticos.

Tomando en cuenta estas reflexiones uno entiende por qué, cuando se habla de “agencia cultural” se habla también de la cultura como un espacio de luchas y enfrentamientos. Históricamente, donde mejor se aprecia esta dimensión agonística de la cultura es en las luchas de los pueblos indígenas y de los movimientos sociales por su soberanía, descolonización y autoderminación cultural. Significativamente, estas luchas adoptan siempre formas de acción colectiva que las instituciones políticas y culturales formales (los partidos políticos y la academia) no logran absorber ni canalizar a menos que se conviertan en parte integral de sus demandas o que, en un giro perverso, la camisa de fuerza del neoliberalismo domestique la gestión indígena, convirtiendo a sus protagonistas en lo que Silvia Rivera Cusicanqui llama “el indio permitido”. Los trabajos de Alcida Rita Ramos y de Charles R. Hale y Rosamel Millamán abordan magistralmente estas dinámicas de la cultura. En el primer caso a partir de un incisivo análisis de insurgencia étnica en el Brasil; en el segundo, a partir de un estudio comparativo de políticas indígenas (Mapuche y Maya).

La relevancia de las problemáticas que aborda este libro y el compromiso de sus autores con transformaciones sociales y culturales que afectan a grandes colectividades, hace de él un valioso instrumento para ejercer el cambio epistémico que –quiero pensar—se está operando en la academia. Mi pretensión, al escribir estas notas, no ha sido la de un examen exhaustivo. Me ha guiado más bien la fascinación por sus vértices más productivos y polémicos, para que de una reflexión centrada en ellos puedan derivar futuras discusiones.


Elizabeth Monasterios was born in La Paz, Bolivia. She received her bachelor’s degree in Literature at the Universidad Mayor de San Andrés and completed her PhD in the University of Toronto in 1992 where she added the study of philosophy and poetry to her earlier education in Latin American and Andean literature. In September of 2002 Monasterios joined the Spanish and Literature departments at the University of Pittsburgh where she currently teaches Andean epistemology and Latin American poetry.