
Yuyachkani: El último ensayo
Claudia Salazar | New York University
Atravesando una alfombra roja, los espectadores entramos a la más reciente puesta escénica del grupo de teatro peruano Yuyachkani. Al ubicarnos en nuestros lugares, nos damos cuenta de que hemos cruzado el espacio de un grupo de músicos que disputan entre sí la manera de rendir un merecido homenaje a una cantante peruana de fama internacional. Aunque el nombre de la diva no se manifiesta explícitamente, el primer (y único) nombre que se aventura como posible es el de Yma Sumac, la cantante peruana cuya magnífica escala vocal provocara gran admiración durante las décadas de los 50 y 60. Como espectadores formamos parte también de este último ensayo del homenaje a la cantante.

Actores: Rebeca Ralli, Teresa Ralli, Ana Correa, Debora Correa, Amiel Cayo, Julián Vargas, Augusto Casafranca.
Dirección: Miguel Rubio Z
Foto: Francesca Sissa
La puesta gira en torno al homenaje a la diva, a la reflexión sobre la historia peruana del siglo XX y a la propia historia del grupo Yuyachkani. Si bien estos tres ejes organizan la puesta en escena, es la fragmentación que emerge como clave discursiva mediante la cual se cuestiona toda posible relación de la identidad nacional con la rigidez de lo institucional. La fragmentación no se restringe al ámbito de la representación actoral, pues una de las distintivas características del teatro de Yuyachkani es la pluralidad de roles actorales; sino que se expande a lo visual y a lo escrito.
En todo el cuestionamiento que se realiza a una noción estable de lo identitario, surge con especial interés la relación entre el texto escrito en consonancia con una profusión de imágenes que se proyectan sobre el escenario. Esta convivencia entre lo actoral, los textos flotantes y la cascada de imágenes imprime a la puesta un dinamismo que propone concebir nuevas formas de lo que pueda entenderse por lo peruano. Las imágenes corresponden a escenas de la historia peruana del siglo XX, que se detienen con especial atención en el conflicto armado interno de las décadas del 80 y 90 que tantas vidas costara.
Lo visual y lo fragmentario se presentan como medios de recuperación de la memoria reciente; se trata de una memoria esencialmente dolorosa que fractura el espíritu celebratorio del homenaje. Como señala el propio Peter Elmore: "Al principio, sentíamos la insistencia de las imágenes y las voces en una atmósfera celebratoria y melancólica. En el montaje, se nos reveló la clave de la forma y del sentido del trabajo; entendimos que El último ensayo es, sobre todo, una ceremonia de reconocimiento, en la medida en que reconocer significa no solo dar testimonio de una admiración, sino conocer (y en esta medida, conocernos) de nuevo".

Actores: Rebeca Ralli, Teresa Ralli, Ana Correa, Debora Correa, Amiel Cayo, Julián Vargas, Augusto Casafranca.
Dirección: Miguel Rubio Z
Foto: Francesca Sissa
Yma Sumac no solo es la diva a la cual se le rinde homenaje sino que se convierte en el símbolo de una identidad creada a partir del exilio y la fusión de elementos nacionales con la música internacional. El escaso reconocimiento que tuvo en el Perú a lo largo de su carrera, es un hito que es contrastado con dos personalidades claves de la cultura peruana: el poeta César Vallejo y el intelectual José Carlos Mariátegui.
No deja de ser irónica la manera en que Vallejo y Mariátegui son representados: a Vallejo se le presenta en su típica pose de rostro adusto y mentón apoyado en el puño, mientras que Mariátegui aparece como un nombre reconocido en la vida cotidiana pero vaciado de sentido, como si se tratara de íconos vacíos que forman una identidad institucional de lo peruano.
Frente a este vaciamiento icónico, la propuesta de El último ensayo como ceremonia de reconocimiento, convoca a una reflexión sobre las posibilidades de construir creativamente la identidad peruana. El título de la puesta no sólo es una alusión al homenaje a Yma Sumac sino también a Los siete ensayos de interpretación de la identidad peruana, de José Carlos Mariátegui. Los Yuyach ensayan, de esta manera, la deconstrucción de una identidad enlatada y proponen un abrazo comunitario de reconocimiento como el que enlaza a los actores en una danza de tango que los libera de sus disputas iniciales y los reconcilia con su trabajo artístico.