
Situación de Colombia de Libardo Valdés Dorado
Paloma Salgado Jiménez | Universidad Pedagógica Nacional de Colombia
Situación de Colombia. Dirigida por Libardo Valdés Dorado. Concebida y realizada por el Teatro Efímero Putumayo. Parque Central de Puerto Caicedo. Puerto Caicedo, Colombia. 12 de septiembre de 2009.

Foto: Grupo Efímero Putumayo
Situación de Colombia, performance teatral de la agrupación Teatro Efímero Putumayo[1], se efectuó el 12 de septiembre del 2009 en el Parque Central del municipio de Puerto Caicedo, Colombia. La acción fue parte del 11º Encuentro Departamental, Cultural, Recreativo y Ambiental Alcides Jiménez, celebrado en conmemoración de la muerte del padre Alcides Jiménez, líder comunitario y espiritual, quien fue asesinado el 11 de septiembre de 1998. La puesta en escena de Situación de Colombia consiste en la disposición de tres cuadros teatrales a modo de fotos vivas, delimitados por marcos de color amarillo, azul y rojo. A través de un lenguaje visual realista y en completo silencio, los cuadros representan violaciones a los derechos humanos provenientes del conflicto armado interno que vive el país hace más de 40 años. Cada uno de los cuadros configura un tejido de acciones desde el cual el público puede construir lecturas posibles en términos de los sucesos narrados y contenidos expresados. Los espectadores, tanto del campo como del pueblo, observaron la performance emocionados y en silencio durante casi 30 minutos.
El primer cuadro representa como elemento central la muerte de un joven campesino. Por la variedad de edades y géneros, la composición de los personajes que lo observan con dolor sugiere la idea de familia, elemento que, en conjunto con el tipo de vestido usado por las mujeres, genera una posible situación de entierro o velorio. No obstante, el elemento de la sábana como indicador de que el joven fue encontrado muerto o que acaba de morir convierte la representación en un primer encuentro de los familiares con la muerte de un ser querido. De acuerdo al Teatro Efímero Putumayo, la problemática representada refiere al asesinato de campesinos que no ceden ante las exigencias de un determinado actor armado. Si bien la muerte del campesino resulta clara, no lo son su causa y circunstancias específicas. Es probable, sin embargo, que estos aspectos sean resueltos por los espectadores de acuerdo al contexto social que rodea la performance: un evento en que la comunidad caisedense se manifiesta directamente en contra de las violaciones a los derechos humanos ocurridas en el marco del conflicto armado.

Foto: Grupo Efímero Putamayo
El segundo cuadro se refiere al tema del desplazamiento forzado mediante la representación de la espera de una familia campesina en un cruce de caminos. La imagen de la familia campesina es lograda por medio de la indumentaria, expresividad y relación de los personajes (la madre junto al padre, dándole ánimo a sus hijos) y la situación de desplazamiento mediante el uso de la señalización vial y las cajas. Mientras que la señalización sugiere un pasado (un camino recorrido) y la incertidumbre por el futuro, las cajas revelan la movilización improvisada y limitada de los bienes, condiciones todas ligadas a la problemática referenciada. Asimismo, las indicaciones con destino Bogotá D.C y Medellín manifiestan cómo las ciudades resultan destinos comunes para este tipo de población.
El último cuadro plantea una situación de violencia en la cual dos jóvenes campesinos resultan víctimas de amenaza y muerte. Como victimario aparece un hombre encapuchado, lo cual en el contexto de la representación sugiere la presencia de un grupo armado no especificado. De acuerdo al colectivo creador, el cuadro representa los "falsos positivos" (civiles inocentes que fueron pasados como guerrilleros y asesinados por el ejército colombiano). No obstante, aunque el asesinato del joven es claro, la característica central de la modalidad de este tipo de ejecución extrajudicial no aparece ante el espectador (la víctima está vestida con prendas guerrilleras).

Foto: Grupo Efímero Putamayo
Situación de Colombia responde a las frecuentes violaciones a los derechos humanos en la vida diaria de los pobladores de Puerto Caicedo en los últimos años, así como al fuerte ambiente de impunidad que en el 2009 rodeaba dichas problemáticas, invisibilizadas tanto oficialmente como por la ley del silencio imperante en la esfera cotidiana. A pesar de que oficialmente se promulgaba un proceso nacional de justicia y reparación, el reconocimiento de la verdad se convertía cada vez más en un acto peligroso y prohibido. En este contexto, la performance teatral materializa, desde sus modestos recursos y a un nivel de acción micro, una forma de reconocimiento de dichas realidades. Los marcos amarillo, azul y rojo, en referencia a la bandera del país, las sitúan como posibles nuevos significados de este símbolo patrio. En medio de la degradación de un adecuado funcionamiento de la justicia estatal, la comunidad se convierte entonces en una potencial autoridad competente frente a la cual es posible denunciar los hechos violentos. Por otra parte, como dispositivo simbólico de memoria micro-histórica, Situación de Colombia pone en juego el posicionamiento del espectador frente al pasado y el presente, manifestando hacia el futuro una posición clara: el lema Nunca más. Éste, como símbolo central del Encuentro y manifestación de una exigencia colectiva otorga a la performance la voluntad de que los hechos victimizantes no se repitan. Sin la presencia del Nunca más dicha voluntad se convierte en una opción surgida de la evaluación ética del espectador respecto a los contenidos de cada cuadro. Frente a las víctimas presentes en el evento, la performance crea la posibilidad de reconocerse y ser reconocidos a través de la representación de sus dramas vitales. Este elemento, en vínculo con la voluntad expresada en el Nunca Más, revela elementos concretos a favor de una mediana reparación simbólica a las víctimas, surgida no del Estado, sino de la sociedad civil.
Notas
[1] Originada en el año 2007 con la asesoría de Iván Torres, director ejecutivo de la Fundación Cultural Rayuela, y bajo el liderazgo de Libardo Valdes Dorado presidente del Grupo Juvenil Semillas de Paz. Conformada por aproximadamente 60 jóvenes provenientes de diferentes organizaciones del departamento, como Grupo Juvenil Lo Nuestro, Grupo Juvenil Jean, Grupo Juvenil Semillas de Paz, Grupo Juvenil Parche Vivo y jóvenes independientes.