Liberalism at its Limits: Crime and Terror in the Latin American Cultural Text de Ileana Rodríguez
Héctor Domínguez-Ruvalcaba | University of Texas at Austin
Rodríguez, Ileana. Liberalism at its Limits: Crime and Terror in the Latin American Cultural Text. Pittsburgh: University of Pittsburgh Press, 2009. $60.00 tela, $26.95 papel.

En Liberalism at Its Limits Ileana Rodríguez se propone desenmascarar los principios del liberalismo al contrastarlos con las consecuencias letales que ha tenido en países latinoamericanos. A través de una lectura de textos culturales, exhibe las aporías que han determinado la existencia de un aparato de exterminio bajo la ilusión del estado democrático liberal. La política de la libre empresa y la débil intervención del estado tienen una consecuencia económica y social devastadora: en nombre de la preeminencia del mercado se desarrolla todo un sistema de victimización. Este libro presenta la violencia contemporánea en Latinoamérica como todo un programa de dominación inherente a la doctrina del liberalismo, con lo que se inscribe en la tradición de la crítica de la ideología como un discurso falsificador.
Impermeable a los encantamientos liberales, Rodríguez reflexiona sobre la ficción del estado y la muy concreta economía de la muerte. Desde su ya reconocido posicionamiento crítico subalternista y postcolonial, y con un aparato teórico que se apoya tanto en conceptos psicoanalíticos y en los estudios de género como en las reflexiones contemporáneas sobre la ética, este libro dilucida el desarrollo de un estado de terror a partir de una selección de testimonios e imágenes cuya principal virtud es desestabilizar paradigmas políticos, principios estéticos, y sistemas económicos. Se trata de una puesta en crisis de las epistemes, del orden de lo público y lo privado, de la misma estructura del estado y de sus medios de legimización. Lo que Rodríguez extrae de los textos culturales––discursos e imágenes sobre la violencia en Guatemala, Colombia y México––es el saber que desmiente a la pedagogía liberal.
La intersección de las creencias ancestrales de los mayas y el feminismo permite reconocer formas de resistencia que trastocan no solamente la supremacía de la cultura occidental, sino también el orden patriarcal, la democracia y el sistema de justicia. Se trata no de una vuelta al pasado ancestral indígena, sino de una deslegitimación de los órdenes opresivos y el proyecto de una vía forjada desde las comunidades subalternas. Rodríguez ofrece una lectura del libro de Rigoberta Menchú Rigoberta: la nieta de los mayas, destacando la voluntad de abrir los secretos de la cultura ancestral como una estrategia de diferir el camino de occidente. Las creencias son un bastión contrahegemónico frente a la dominación del libre mercado, son una forma de comprender que la modernidad no ha sido más que una de las maneras con que occidente ha tratado de borrar a las culturas no occidentales del plano de la historia, como lo muestra la insistente campaña de exterminio de los grupos indígenas. Las creencias se articulan como una resistencia cultural urdida desde la voz de la comunidad maya. Aquí vale la pena destacar que el discurso de Menchú se distancia del individualismo liberal para anteponer el principio comunitario de lo político. La ancestralidad tiene menos que ver con atavismos y mitos que con un modo de enfrentar la violencia contra la población indígena.
La resistencia ante las fallas del estado liberal tiene diferentes expresiones políticas a lo largo del mapa de Latinoamérica. El caso de Colombia es paradigmático. El estado fallido no alcanza a contener en su racionalidad los brotes de fuerza popular expresados en el tesoísmo de los grupos de autodefensa, una lógica y anárquica fractura a la nación a lo largo de su historia moderna. Rodríguez no se detiene en el juicio que reprueba a una sociedad que se descompone en la violencia fraticida, sino que va más allá al tratar de comprender la economía del terror y el ethos del desquite. No se trata, de nuevo, de formas premodernas de lucha, sino de formas postmodernas de respeto y autorespeto, el hacer justicia por mano propia se debe a la ausencia del estado. De esta manera, la criminalidad adquiere un carácter político, tal como puede leerse en el análisis de la figura de Pablo Escobar. El líder criminal termina por desafiar al estado y al orden capitalista transnacional. Lo que está detrás de Pablo Escobar es la utopía de la comunidad que logra mantenerse en pie por sus propios medios. De esta manera, podemos encontrar una conexión inusitada entre la fe en la comunidad de Menchú y la aspiración a la autonomía de las comunidades criminales.
Alejándose de la posibilidad de los valores comunitarios frente a las desvastaciones del liberalismo, la última parte del libro da un giro desolador al analizar cómo en Ciudad Juárez ocurre la dislocación de la comunidad por influjo de una maquinaria de exterminio tripartita que incluye a la industria maquiladora, el crimen organizado y un estado caracterizado por la impunidad. Así, la lectura de los testimonios de familiares de víctimas de feminicidio y de fotografías de cadáveres llevan a evidencias de una industria donde todas las fuerzas de la realidad se confabulan para producir (en un sentido lucrativo) cadáveres. Ileana Rodríguez no escatima su franqueza: matar es un placer sexual y la impunidad es un afrodisíaco en este sistema de feminicidio. En la última página, un pálido silogismo expresa la posibilidad de la utopía como un futuro que viene después del desorden. Pero no logra ser siquiera el remedo de un alivio.