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Chungui: horror sin lágrimas
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Chungui: horror sin lágrimas de Luis Felipe Degregori

Chungui: horror sin lágrimas. Director Luis Felipe De Gregori. Castellano con Subtítulos En Quechua. 62 Minutos. Peru 2010.

La memoria parece ir a contracorriente: enfocada en el pasado para pensar el presente, avanza a paso lento. Chungui: horror sin lágrimas es una historia local sobre el conflicto armado interno en Perú, periodo de violencia que duró del 1980 al 2000. Una vez terminado el conflicto, se registraron 1381 personas muertas y desaparecidas en el distrito de Chungui, provincia de La Mar, Ayacucho, lo cual representa casi un 17% de la población del distrito que fue censada en 1981 de acuerdo al informe de la Comisión de Verdad y Reconciliación (113).

¿Por qué tanta violencia? ¿Por qué tanto olvido? Las huellas de la guerra continúan operando como filtros a través de los cuales se canaliza toda la vida de estos sujetos marginalizados. ¿Cómo reconstituir la vida de estos pobladores en sociedad? Las consecuencias de la guerra no solo registran pérdidas de vidas humanas, sino también tiene fuertes connotaciones simbólicas, culturales, económicas, políticas, sociales y psicológicas. Aquí la memoria opera como una forma de resistencia frente al olvido y la indiferencia. Es la política de la resistencia. Este documental de Luis Felipe Degregori combina el recurso visual propio de su producción con la visualidad del retablo (una forma de arte popular ayacuchano), el dibujo y la urgencia del testimonio. Le película es un trabajo de investigación arduo e interdisciplinario que se realizó durante más de dos años: una etnografía visual cruda sobre la historia de un distrito que por su lejanía recién comienza a recibir apoyo del Estado a inicios de la década de 1990.

Aparece el retablista junto con el recordado antropólogo Carlos Iván Degregori y el director del documental Felipe Degregori.
Aparece el retablista junto con el recordado antropólogo Carlos Iván Degregori y el director del documental Felipe Degregori.

En 1996 el retablista y antropólogo Edilberto Jiménez llega al distrito de Chungui. En esa época Edilberto trabajaba para el Centro de Desarrollo Agropecuario de Ayacucho recogiendo música que transmitía en el programa radial de la institución. Poco a poco y a través de la música Edilberto comenzó a ganarse la confianza de la población chunguina y a conocer el horror de los años de violencia interna en esta parte de Ayacucho. Cuando la CVR vuelve a Chungui para realizar un estudio a profundidad, convoca a Edilberto para el recojo de testimonios en esta zona del país. Así es como Edilberto vuelve a Chungui en el 2001 y comienza un peregrinaje por todos los anexos y comunidades del distrito ayacuchano.

Pero la grabadora y las notas de campo fueron insuficientes para transmitir los testimonios que comenzó a recibir de la gente de Chungui. Entonces Edilberto comenzó a dibujar y a consultar con los propios testimoniantes sobre los eventos que luego recreaba con lapicero y papel. Un evento traumático produce rupturas en la narrativa y en la forma en que se configura el recuerdo. Recurrir a los dibujos como técnica de recojo de información es importante porque se convierte en la representación de una ausencia, algo que no estaba o alguien que ya no está que se materializa a través de la forma y de la narración que lo acompaña. El testimonio es la política de la identidad, de la representación del sujeto social y de una forma de agencia política que tiene injerencia en la esfera pública y al volverse visual cobra una fuerza inusitada (Ulfe 2006, 216). Edilberto Jiménez publica dos ediciones con dibujos y testimonios sobre Chungui (2005 y 2009) y posteriormente, realiza también algunos retablos sobre estas historias.[1]

Fotografía de Edilberto Jiménez, Comunidad de Santa Carmen de Rumichaca, Chungui, 1999.
Fotografía de Edilberto Jiménez, Comunidad de Santa Carmen de Rumichaca, Chungui, 1999.

Es a través de los dibujos, los retablos y el trabajo de Jiménez en la CVR, que el director de cine peruano Felipe Degregori llega a Chungui. Los lapiceros y cuadernos ceden paso a la cámara y el director comienza una ardua labor de filmación que durará varios meses, etapa en la cual además de su equipo de filmación, también participan Edilberto Jiménez como pieza fundamental en la película, Daniel Huamán alcalde de Chungui y los Comités de autodefensa de Chungui (CADs) quienes apoyaron con la seguridad del personal y equipo de rodaje ante el rebrote de Sendero Luminoso en la zona. Parafraseando a Ardévol (1996), el cine y el video etnográfico se integrarán para producir el documental que combinará información recogida en el lugar, con testimonios y datos del Informe Final de la CVR y análisis antropológicos e históricos.[2] Pero, las imágenes y los testimonios recogidos en la cámara no podrán materializarse sino tiempo después. Fue difícil para el director organizar la trama del guión y para ello recurrirá a la literatura y será el escritor cusqueño, Luis Nieto Degregori, quien colaborará para dar forma al guión narrativo.

El guión entrelaza tres historias, tres miradas y tres posiciones: 1) la del director que tiene licencia para crear y organizar artísticamente la secuencia de imágenes siguiendo como hilo conductor la historia de Chungui durante la violencia; 2) la mirada, el arte y la participación de Edilberto quien como artista popular y antropólogo sirve de mediador e interlocutor con la población; y 3) la población de Chungui, sus testimonios, sus cantos y la geografía de las comunidades del distrito, sus caminos zigzagueantes, lugares donde yacen las fosas entremezclados con los propios relatos de los pobladores. Un comentario adicional amerita la música que acompaña cada momento del documental y que estuvo a cargo de Álvaro Hurtado. La música marca la memoria en el documental, da paso a nuevos testimonios, abre y cierra espacios y permite que el hilo conductor de la narración se mantenga vigente.

En Chungui: horror sin lágrimas, el arte se convierte no solo en el vehículo para la comunicación de los testimonios sino que servirá de canal o medio a través del cual llegamos a la historia de Chungui. Es través del arte, y de lo político en este, que el director nos muestra con sutil estética, el horror de la guerra en esta localidad ayacuchana.


María Eugenia Ulfe investiga culturas expresivas, memoria y violencia en el contexto peruano. Es antropóloga de la Pontificia Universidad Católica del Perú y cuenta con un Master in the arts of the Americas, Africa and Oceania de la Universidad de East Anglia (Sainsbury Research Centre), Norwich, Inglaterra (1995) y un Ph.D. en Ciencias Humanas de la George Washington University, Washington DC, Estados Unidos (2005). Actualmente es coordinadora y docente de la especialidad de Antropología en la facultad de Ciencias Sociales en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha publicado Cajones de la Memoria: la historia reciente del Perú a través de los retablos andinos (Lima: PUCP, 2011), Mirando la Esfera Pública Peruana desde la Cultura (con Gisela Cánepa, Lima: Concytec, 2006). Danzando en Ayacucho: Música y ritual del Rincón de los Muertos. (Lima: Instituto de Etnomusicología, 2004).


Notas

  [1] Estas piezas podrán visitarse en la Galería Carlos Iván Degregori que prontamente inaugurará el Instituto de Estudios Peruanos en Lima.

  [2] Véase el Informe Final de la CVR (www.cverdad.org.pe) y la larga relación de agradecimientos que figuran al final del documental y que incluyen connotadas figuras de las ciencias sociales, las humanidades y comuneros y autoridades de Chungui.


Orbas citadas
Ardévol, Elisenda. 1996. “Representación y cine etnográfico”. En Cuadernos de I´ICA, no. 10.

Comisión de la Verdad y Reconciliación. 2003. Informe final. www.cverdad.org.pe

Jiménez, Edilberto. 2005. Chungui: violencia y trazos de memoria. Lima: COMISEDH.

----------. 2009. Chungui: violencia y trazos de memoria. Lima: COMISEDH, IEP, DED (segunda edición).

Ulfe, María Eugenia. 2006. “Reflexiones sobre los usos del testimonio en la esfera pública peruana”. En Mirando la esfera pública desde la cultura en el Perú. Editado por Gisela Cánepa y María Eugenia Ulfe. Lima: CONCYTEC.