Esta obra del Teatro Experimental de Cali, lidia con la violencia política en Colombia a través de la metáfora de la "limpieza social", un proceso que ha manchado el país con rastros de sangre. Las fuerzas paramilitares y las guerrillas tratan de librarse de los individuos que ellos consideran "sucios": drogadictos, desamparados, prostitutas etc. La obra sugiere que este proceso político se lleva a cabo en la frontera que divide la maldad y el crimen; una frontera que permea constantemente entre balas y tiroteos. Virgilio, el personaje principal, cree que tiene el derecho de ejecutar la "limpieza" y la "justicia", y para erguir su propia corte de ley. El personaje es un asesino en serie, que ha desarrollado una obsesión con las mujeres jóvenes y hermosas (de las que está celoso). Tiene una "sombra" que le persigue y le contempla en cada uno de sus crímenes, quien parece estar indeciso entre el mórbido placer de contemplarlo y el frágil deseo de ayudarlo a cesar sus crímenes.
